La inteligencia emocional es la más afectada en estos tiempo donde vivimos en una cultura rápida: todo lo que consumimos: música, comida, tv, etc., es desechable. Esa superficialidad nos ha hecho olvidar lo importantes que son nuestras emociones.

La inteligencia emocional es una materia que nos deberían enseñar cuando somos estudiantes, desde épocas tempranas de la vida para entender que como seres humanos, las emociones siempre estarán presentes en nuestra vida.

Todo el tiempo estamos emocionados, esto no quiere decir que brinquemos de gusto como solemos ver a la emoción: enojo, angustia, miedo, alegría, felicidad… Las emociones son muchas, lo que quiere decir que, efectivamente, vivimos emocionados.

Cuando aprendes a canalizar tus emociones de forma correcta y asertiva, logras eso llamado inteligencia emocional; ese trofeo que todos deseamos, pero pocos alcanzan de forma satisfactoria. Para entender tus emociones es necesario vivirlas profundamente, entenderlas, sentirlas y en ese momento cuando sepas de donde vienen, podrás llevarlas a su destino final sin lastimar a nadie.

Te damos unos cuantos consejos para que conozcas tus emociones y construyas tu propia inteligencia emocional de acuerdo a ellas:

Entiende y exprésate sin dejarte llevar

Todos vivimos desbordando emociones: cuando nos alegramos por alguien lloramos, brincamos, gritamos. Cuando nos enojamos, lloramos, ofendemos, golpeamos. Con el miedo huímos o nos paralizamos. Muchas veces exageramos y otras nos contemenos demasiado.

La inteligencia emocional consiste en aprender a gestionar estas emociones de forma que no te afecten a ti ni a los demás. Nos ayuda a detectarlas y lograr que en vez de que sean nuestras enemigas, sean aliadas que nos guíen en los diferentes procesos de nuestra vida.

Identifica las emociones que no has aprendido a canalizar

Lo que debemos entender es que una emoción es eso, una emoción. No es negativa ni positiva, nosotros le damos el significado, pero hacemos lo mejor que podemos con ellas. Esto no significa que esté mal, simplemente es la forma en la que aprendimos a lo largo de la vida.

Así que lo primero que tienes que hacer es que aprender que tus emociones siempre van a estar ahí, que no son buenas ni malas, sólo debes aprender a entenderlas, saber para qué están ahí, abrazarlas y dejarlas ir.

Elige a tus emociones

¿Qué es lo que quieres para tu vida? ¿Vivir con enojo, con miedo o con alegría y confianza? Tú dedices cómo quieres pasar todas las situaciones por las que atraviesas. Como dicen, el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Por eso es importante que elijas tus emociones, las aceptes o dejes ir según sea el caso y vivas con la mayor tranquilidad posible.

Comprométete

El compromiso es lo que más nos falla y sin él no cambiamos; así que para conseguir inteligencia emocional y saber manejar tus emociones adecuadamente, lo mejor es que te comprometas a conocerte realmente para conocerlas a ellas y hacerlas tus compañeras de vida.

Así que ahora que sabemos que las emociones no son buenas ni malas y que podemos manejarlas para que trabajen para nosotros, úsalas para crecer emocional y espiritualmente, para tomar mejores decisiones o simplemente para vivir mejor.

Inteligencia emocional: factores clave para gestionar tus emociones

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