La ecuanimidad es el estado mental de una persona capaz de reflejar equilibrio y estabilidad emocional aun estando en medio de una situación extrema que pueda generar el desequilibrio psicológico.

La ecuanimidad es una poderosa energía de armonía y equilibrio. Es respuesta proporcionada ante las adversidades, mente firme e imperturbable ante el elogio o el insulto, la ganancia o la pérdida, lo agradable y lo desagradable.

La ecuanimidad surge al asumir conscientemente lo inevitable sin que el ánimo se turbe. Todo fluye, todo se modifica, todo cambia. En realidad, a la larga, nada permanece.

Cultivar tu ecuanimidad no te convertirá en un ser insensible. Seguirás cambiando de estado de ánimo, En ocasiones te sentirás en la cima del mundo y a veces en lo más hondo del abismo.

El cultivo de la ecuanimidad no solo tiene efectos en la esfera individual. Es cierto que una persona más ecuánime puede ser más feliz, pero también puede generar más felicidad en su entorno inmediato y más allá.

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Todo fluye, todo se modifica, todo cambia. En realidad, a la larga, nada permanece.

La persona ecuánime comprende esta verdad, por eso mantiene el ánimo sosegado aún en las circunstancias más difíciles.

Ecuanimidad es vivir en el presente, libre del pasado y del futuro y sin reaccionar con avidez o aversión.

El placer y el sufrimiento se alternan e incluso se producen simultáneamente.

La ecuanimidad nace cuando uno no se aferra a lo agradable y no añade sufrimiento a lo desagradable.

Las sensaciones surgen y se desvanecen, es su dinámica natural, como es la dinámica de esta vida: pasar.

Ecuanimidad y meditación

Algunos meditadores confunden su práctica al tratar de mantenerse ecuánimes. Algunos visualizan lo que implica ser una persona ecuánime.

Piensan en ella como en alguien en quien se da poco movimiento emocional y en quien aparecen pocos deseos.

Y confundiendo el efecto con la causa, de un modo contraproducente, se esfuerzan y luchan por reprimir sus emociones y sus deseos. Lo cual sólo refuerza los patrones que les alejan de ella.

Es decir, cuando ni el apego ni el rechazo al estado emocional o al deseo de turno está presente, la ecuanimidad si lo está.

Ecuanimidad, cultivar la paz interior
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